Es
un mito aquello de que no existe el género de la ciencia ficción en México;
existe, y su mejor exponente es Bernando Fernández, BEF. En su recopilatorio de
cuentos, “El llanto de los niños muertos”, es donde podemos ver resumida su
concepción de la ciencia ficción y su replanteamiento en México; BEF no intenta
innovar en el género, sino sólo ubicarlo en un contexto no muy utilizado. Con
historias hilarantes como “La virgen ahogada conoce a Frankenstein” y otras que
son parábolas interestelares de la conquista española sobre Tenochtitlán en “Las
entrañas elásticas del conquistador”, se forma este libro. Otro de los aspectos
que resaltan es lo notorio que es la faceta de dibujante de cómics de BEF; las
tramas y las escenas de ciertos cuentos parecen descritas como si estuvieren
acompañadas de su viñeta correspondiente.
Entre los temas recurrentes que encontramos
en los cuentos de “El llanto de los niños muertos” es aquella mezcla entre
fantasía y realidad como en el cuento “Ojos de lagarto”, donde un dragón
mantiene a rehén a una chica en un parque urbano si no le entregan cantidades
industriales de atún y coca-cola; o como en “El pasillo del azúcar”, donde unos
niños sospechan que cierta maestra en realidad es una mutante.
Otro tema es el absurdo; como en “Los leones”,
donde una supuesta plaga de leones invade la Ciudad de México (en tiempos
cuando Cuauhtémoc Cárdenas era Jefe de Gobierno, como bien señala el autor) y
en otros el tema es el apocalipsis, como en los cuentos “Las últimas horas de
los últimos días” y “Siete escenarios para el fin del mundo y un final final”.
Quizás el tema más predominante es el del
contraste entre lo histórico y lo fantástico, como en “Están entre nosotros”,
un cuento que sugiere que la causa del terremoto de 1985 y del asesinato de
Colosio son los extraterrestres; y en “La bestia ha muerto”, replantea el
enfrentamiento entre Maximiliano de Habsburgo y Benito Juárez pero desde el
género de steampunk.
“El llanto de los niños muertos” recopila
cuentos (algunos mejores que otros) que revelan la naturaleza literaria de BEF:
los géneros de la fantasía y la ciencia ficción, pero sin tomárselos tan en
serio. Son un gran antecedente para entrar en sus novelas, “Hielo negro”, “Gel azul”, “Ladrón de sueños” entre otras,
donde deja de lado los juegos literarios que resultan ser sus cuentos (que son
bastante buenos la mayoría) y entra de lleno en historias noir, o de ciencia
ficción pura, siempre enmarcándolas en un contexto mexicano.

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