lunes, 15 de septiembre de 2014

Luis en el bloggero.

“Ay sí, el gay va a hablar de cine gay”. Pues, ¿qué quieren qué haga? Hace poco fui a la Cineteca Nacional y me chuté, por mera curiosidad, una película llamada “Tom en el granero” (títulos desafortunados y éste). Y entonces, ¿qué creen? Pues me puse a pensar en todas las películas gays que he visto en mi vida… Y me di cuenta que no han sido muchas. ¿Por qué? No sé. Quizás sea porque la historia del “chico gay discriminado que desea superarse” me da mucha hueva. Por lo mismo no he visto la película “Plegarias para Bobby”.
                However, la etiqueta de “cine gay” creo es muy vaga; mejor llamémosles “películas con temática LGBT”, para ser políticamente correctos. De todas maneras, creo que la etiqueta es ya en sí discriminatoria: ¿por qué no existe también las “películas de temática heterosexual”?  Una buena historia es buena más allá de sus géneros… Pero está bien; aquí está mí listado sobre películas que he visto, cuyo principal eje sea la homosexualidad:


TOM EN EL GRANERO


Tom, un joven publicitario moderno y urbano, acude al funeral de su amante tras fallecer éste en un accidente de tráfico. Será en una aislada granja lechera donde se encuentre por primera vez con la madre de su amado fallecido. Ella no tiene idea de quién es ni menos aún, del amor que compartió junto a su hijo. Tom descubrirá la distinta realidad vivida por alguien que se ha ido: la de un hombre enamorado de una mujer llamada Sarah.

                La película que me motivó a escribir esta entrada es una rareza. Rareza porque nunca supe bien a dónde se dirigía o qué quería decir; entre tanta música de película de suspenso y una que otra escena que parece salida de “El conjuro”, nunca supe en qué enfocarme bien: si en el duelo de Tom, si en la soledad de la mama de su amante, si en la locura que raya en tensión sexual del hermano del mismo. Parece que la misma película no sabe concentrarse en una sola cosa ni en un solo tono.
                ¿Eso es algo malo? A veces, pero en este caso creo que no. Al fin y al cabo me decidí que lo que estaba viendo era una especie de “thriller”, porque me tenía enganchado en la trama. Al principio uno cree que el hermano del fallecido es la única persona demente en la historia pero después te das cuenta que no. Porque su mamá también vive en su propia fantasía, y Tom pronto llega a experimentar el síndrome de Estocolmo. Cada uno de los personajes quiere vivir en su propia burbuja, tratando de ignorar la realidad en la que están inmersos: la muerte del susodicho amante fue sólo el catalizador para que abrieran los ojos, pero todavía así no quieren abrirlos.
                Disfruté la película pero creo que la historia se quedó a medias. Cuando llegó el final y las luces de la sala se encendieron, pensé: “¿Es todo?”. Me quedé esperando una escena clímax donde todos se rasguen las vestiduras: quizás estoy mal acostumbrado a las películas de Lars von Trier, pero realmente esperé un final trágico, un cataclismo, o al menos una revelación inesperada. Pero nunca llegó. La película no es mala, pero creo que se quedó en el borrador de lo que pudo haber sido una gran película. La recomiendo, aunque con ciertas reservas.

Escena favorita: Cierto baile de tango… Aunque ahora que lo pienso, es una escena bastante artificiosa e inverosímil. 


HOJE EU QUERO VOLTAR SOZINHO


Leonardo es un adolescente ciego en búsqueda de su independencia. Su vida cotidiana, la relación con su mejor amiga, Giovana, y la forma en que ve el mundo cambia por completo con la llegada de Gabriel.

                Si no ha visto el cortometraje en el cual está basada esta película, usted ha fallado como homosexual. Y como amante del arte. Es más; discretamente pondré el link de YouTube aquí abajo para que usted se dé sus quince minutos felices del día. Créame, me agradecerá. Sólo no le diga a nadie que hasta ahorita usted había visto el corto. Sí, discretamente…



                Ya puede agradecerme. Si de todas maneras usted se saltó olímpicamente el video anterior, no se preocupe. Hay personas amargadas que pueden encontrar, a su horrible manera, la paz mental.

Lucho: Por favor, seamos serios.

                Está bien. El cortometraje Eu Não Quero Voltar Sozinho es una belleza. Así de simple. Podrá ser una historia de amor como cualquier otra, pero está hecha de tal manera que, aunque usa todos los lugares comunes de las historias de amor, ni siquiera te das cuenta. Porque estás embelesado con la historia misma, con los personajes. Perversamente deseas un novio ciego. Sin embargo, el largometraje Hoje eu quero voltar sozinho no surte el mismo efecto.

                Cuando me enteré que había un largometraje sobre ese mismo corto, pensé: “¡Perfecto! Ahora vamos a ver las tribulaciones de Leonardo y Gabriel como pareja”. Pero no. El largometraje básicamente toma la misma historia del corto y la alarga de más; y de paso le quita toda la ternura condensada que tenía el corto. De todas maneras, no me atrevo a decir que es una mala película, porque en realidad es una bonita película sobre el crecimiento personal de un joven. Pero es sólo eso: una bonita historia.  Y el cortometraje, como ya dije, es una belleza, por lo simple pero profundo que es. Siento que el cortometraje cuenta la misma historia y la cuenta mejor.

Escena favorita: Cierto beso en la recámara… Además, todas las escenas en las que Leonardo no recuerda que Gabriel es ciego, y le dice cosas como, "¿Quieres ir al cine?". Me dan mucha risa y ternura a la vez... 


LA MALA EDUCACIÓN


A principios de los años 60, Ignacio y Enrique, conocen el amor, el cine y el miedo en un colegio religioso. El Padre Manolo (Giménez Cacho), director del centro y profesor de literatura, es testigo y parte de esos descubrimientos. Los tres vuelven a verse a principios de los 80, y ese reencuentro marcará sus vidas. Ignacio, que ahora se llama Ángel (García Bernal), es un travestido que aspira a ser actor. Por su parte, Enrique (Fele Martínez) se ha convertido en un reputado director de cine. Juntos recordarán los oscuros años vividos en la escuela.

                ¿Qué les digo? Una de mis películas favoritas, y mi película favorita de Almodóvar. Sin duda es de esas películas que se debe ver dos veces: la primera para no entender nada y aún así verla con la boca abierta. La segunda, para entenderle un poquito más, y salir enamorado de su soundtrack, de sus personajes, y de lo enrevesado que resulta ser su historia.

                Siento que con esta película, Almodóvar se está haciendo un homenaje a sí mismo. Aquí explota todos sus lugares comunes hasta el paroxismo: un apasionado (pero patético) amor entre hombres, el cine, la religión, la travesti decadente, el sexo como un acto criminal, la venganza y la vergüenza. Él mismo dijo que modificó la historia tantas veces como le fuera posible para que no quede “ni un solo rastro autobiográfico”. Pero no es muy dificil de rastrear las semejanzas que tiene el argumento con su vida. Todos han sufrido un primer amor, y Almodóvar no es la excepción. Seguramente alguna vez tuvo (o tiene) un muso. Seguramente, como a todos, alguna vez le rompieron el corazón.

                Algún día haré un post sobre el cine almodovariano. Pero no será este día. De todas maneras, pienso que “cine almodovariano” es un eufemismo para cine gay. No sé cómo le hace, pero este hombre siempre se las arregla para contar una historia superjota homosexual, a pesar de que no tenga ni un solo personaje gay. Si no me creen, vean Volver o Mujeres al borde de un ataque de nervios. Y ya que éstamos en esas…

Escena favorita: Los últimos quince minutos de esta película me excitan. Ah, y ésta:




LA LEY DEL DESEO


Pablo (Eusebio Poncela) y Tina (Carmen Maura) son dos hermanos marcados para siempre por un secreto de Tina. Pablo, que malvive enamorado de Juan (Miguel Molina), conoce a Antonio (Antonio Banderas), pero entonces su vida se complicará aún más


                Tiene todos los elementos que hacen grande a “La mala educación”: el crimen pasional, las actuaciones, los personajes inolvidables y la tensión sexual. ¿Y luego? Pues nada, que creo que Almodóvar en los 80s no es mi hit, y eso que yo amo Mujeres al borde…, pero siento que, en esta parte de su filmografía, Almodóvar es demasiado melodrámatico y provocador sólo por serlo. La escena inicial de La ley del deseo es una invitación abierta a los espectadores a que se incomoden. Almódovar nunca ha sido un cineasta cuyas películas puedas ver con tus padres; pero al menos, a diferencia de La mala educación, cuyas escenas sexuales siempre están encaminadas para entender mejor a los personajes, aquí creo que sólo están para estar. No sé si me explico… De todas maneras creo que lo que en realidad le falta a esta película es gancho. No consigue atraparme, la historia de suspenso y tensión no me parece tal, y en sí, al menos para mí, la película es un borrador que después sería mejorado con La mala educación.

Escena favorita: Creo que lo mejor de esta película es la pequeña Manuela Velasco (que después iría a protagonizar la excelente [REC]), personaje que, con su sola presencia, humaniza a todos los demás personajes de la cinta.



EL CIELO DIVIDIDO


Gerardo y Jonás se reencuentran porque se han buscado; en una primera mirada se descubren cómplices añejos. De ahí una cita, otra, el hotel, la universidad, las discotecas, la intimidad, los besos, la piel, el reencuentro, la fusión, la cama, la regadera... la sensación de permanecer contra la distancia, contra el tiempo, los va fusionando nuevamente, como en un rito perenne obligado a repetirse, para mantener la continuidad de los acontecimientos vitales. Su historia de amor se interrumpe con la aparición de Bruno, quien se convierte en el nuevo objeto del deseo de Jonás. 

                Me quedé dormido viendo esta película. Lo digo en serio. Eso sólo se lo perdono a Fellini, y Julián Hernández no es ningun Fellini. (Lucho: ¡Uy, no vino el mamón pero vino Luis!). Debo admitirlo: no soy muy bueno viendo cine mexicano. De verdad que no. Pero creo la culpa en parte está en películas como ésta.

                Hay videoclips que cuentan, en cinco minutos, mejores historias que ésta. Es una película sencilla, casi sin diálogos, abstracta, minimalista y objetiva. Peero… Tal vez no entendí la película; tal vez debí sumergirme en esta historia de amor de la misma manera en que uno se sumerge en la experiencia de un buen viaje: dejándose llevar… Pero aún así, creo que ni  los personajes ni la música me transportaron a ninguna parte. No me identifiqué con ninguna parte de la película, lo cual es rarísimo, dado que he vivido, casi a copy-paste, muchas de las escenas de la película.  Y ahora que lo pienso… ¿No les parece que, de alguna manera, El cielo dividido refuerza varios estereotipos de la juventud mexicana gay? Gerardo y Jonás se la pasan en cama, cogiendo, yendo a antros y después se son infieles, y luego se reencuentran, luego se vuelven a separar… La historia podría ser buena si los personajes fuesen interesantes o mínimo me cayeran bien. Pero ni eso. El hecho de que ninguno de los dos hable me desespera. Es como si fuesen dos chicos gays sin personalidad… Y ahora que lo pienso, es exactamente eso. Además; ¿a que El cielo dividido, aunque trate desesperadamente ser un retrato veraz de una relación gay, cae horriblemente en todos los lugares comunes del cine de temática LGBT?

                Alguien podría replicarme que el hecho de que no haya diálogos, refuerza el hecho de que Gerardo y Jonás podría ser cualquier pareja gay, o inclusive, uno mismo, como si en realidad la película fuese un reflejo de nuestra vida amorosa. Pero lo siento, yo no sentí ese efecto. En general, a esta peli le falta carisma. Es eso. Es aburrida; podrá ser bella, profunda y decir muchas cosas para mucha gente. Pero a mí no me dice nada.

Escena favorita: No tengo ni una. Toda la película es una sola escena larga e insufrible. 


 HAPPY TOGETHER

Compare esta imagen con la anterior. ¿No se fusiló Hernández esta película?

Lai Yiu-Kai y Ho Po-Wing viven una apasionada relación. Viajan desde Hong Kong a Argentina, pero la llegada al nuevo país parece transformar las cosas y Ho, de repente, abandona a Lai. Éste comienza a trabajar como portero de un bar, con el único afán de reunir el dinero suficiente para volver a su país. Un día Ho reaparece, pero las cosas ya no son iguales.

                ¿Cómo le hace Wong Kar Wai para tomar una historia que, en manos de cualquier otro sería aburrida, pero en él resulta apasionante y poética? No lo sé, supongo que algunos nacen con ese resplandor. Happy Together es todo lo que El cielo dividido quiso ser, pero no pudo.

                Porque si me pongo a describir sucintamente Happy Together, casi tendría que usar todos los adjetivos que usé para describir la anterior: una película sencilla, abstracta, minimalista y objetiva… ¿Pero qué cambia? Aparte de que aquí si hay diálogos, también hay intimidad. Aunque la película tiene siempre una coloración extraña que nos recuerda todo el tiempo que estamos viendo una ficción, Wong Kar Wai logra crear ese realismo necesario para de verdad creer que esos dos personajes se aman, a pesar de que todo el tiempo tienen problemas y discusiones. Con esta película siento ese placer voyeurista de mirar a una pareja en sus mejores y en sus peores días.

                Un amigo alguna vez me dijo que Wong Kar Wai es el “poeta del cine”. Estoy de acuerdo. Para otros, esta y otras pelis de su filmografía podrán ser aburridas, lentas y sin gancho; todo lo que yo critico en El cielo dividido. Pero a diferencia de esta última, en Happy Together, todo está en su debido lugar para crear una atmósfera embelesadora y poética: la música (ese tango de Piazolla que se repite durante toda la película), los encuadres medio raros que a veces tiene, y la cámara que a veces le da por pasear por Buenos Aires para enfatizarnos todo el tiempo que aquellos dos son extranjeros; pero no sólo son extranjeros literalmente, sino también son extranjeros para sí mismos. Además, ¿a que se siente muy bien escuchar “Cucurrucucú Paloma”, en la voz de Caetano Veloso, mientras pensamos en el amor de aquellos dos extranjeros? De alguna manera, la música latinoamericana en esta película nos refuerza la universalidad de la historia de amor que viven los dos.




Escena favorita: Todas donde suene el tango de Piazolla


LA VIDA DE ADELE (Blue Is the Warmest Color)


Adèle (Adèle Exarchopoulos) tiene quince años y sabe que lo normal es salir con chicos, pero tiene dudas sobre su sexualidad. Una noche conoce y se enamora inesperadamente de Emma (Léa Seydoux), una joven con el pelo azul. La atracción que despierta en ella una mujer que le muestra el camino del deseo y la madurez, hará que Adèle tenga que sufrir los juicios y prejuicios de familiares y amigos. Adaptación de la novela gráfica "Blue", de Julie Maroh

            Debería ser broma que con esta película me identifiqué más que con El cielo dividido (se nota que odio esa peli, ¿verdad?). Pero, ¿puede haber algún ser humano en el mundo, sea pansexual, transexual, heterosexual, bisexual u homoflexible, que no se identifique con esta historia? Ya sé que para muchos es larga, tediosa y sin sentido. Pero para mí, es un invitación al mundo de una chica de quince años que no sabe qué pedo con su vida. Así de simple. La vemos enamorarse, la vemos crecer… Y cuando la vemos crecer, nos damos cuenta, en la mera escena final, que todo lo sufrido ha valido la pena, que todo beso fue saboreado, que toda sonrisa y toda lágrima ha sido vengada.

                Además, ¿a que las actuaciones casi son tan reales que, como en Happy Together, de nuevo se siente ese placer voyeurista? De hecho, creo que aquí se acentua más: la fotografía llega al hiperrealismo. Los close-ups son continuos: vemos el rostro de Adele sin ningún maquillaje, al igual que el de Emma. Además, adentrémonos al simbolismo tantito… ¿Qué representa el Azul? El cielo azul, el mar azul… ¿No representa el infinito? Cuando Adele está flotando en un mar azul, ¿no estará ella flotando en un infinito del cual no puede escapar, y sin embargo, es ahí donde se siente más cómoda?

Escena favorita: Cuando Adele y Emma están platicando en el parque… Y también cuando SPOILER! ………………………. se reencuentran en el restaurante.


WILDE

El gay vistiendo de rosa. A huevo... 

El escritor irlandés Oscar Wilde fue un genio, un hombre que tuvo la osadía de enfrentarse a los tabúes, a la hipocresía y a la estupidez de la sociedad británica y, precisamente por ello, acabó siendo procesado y encarcelado. La suya fue una vida llena de escándalos y de éxitos en una época en la que ser diferente se consideraba un delito.

                Hay una película que odio más que a El cielo dividido. Y es esta. ¿Por dónde empiezo?

                Debo aclarar que generalmente me gustan las películas biográficas. Me encanta La vida en rosa, Amadeus (aunque ésta es más ficción que nada), Selena (obviamente) y…  bueno, de seguro he visto varias películas biográficas que me han gustado. Pero ésta… para empezar, no me creo que Stephen Fry sea Oscar Wilde. Para muchos es la encarnación misma de Wilde, pero yo tengo una imagen de Wilde muy diferente de él, y no es Fry. Pero bueno, Jude Law como Bosie sí que está a la perfección…

                Pero de todas maneras, creo que retratan a Wilde de una manera muy maquillada y alejada de la realidad. Redujeron la apasionante historia de uno de los hombres que más admiro, en una historia de fortaleza y superación personal. ¡Vaya, que la historia daba para una tragedia del tamaño de cualquier tragedia griega! ¿Qué no les sirvió nada el mismo hecho de que Wilde se sentía más identificado con la cultura de la Grecia Antigua, que con la cultura victoriana? Tomaron su historia y la hicieron light: no enfatizaron sus vicios lo suficiente como para realmente entrever que Wilde era una persona contradictoria a más no poder, y tampoco alumbraron sus virtudes para que uno se dé cuenta del genio que era.

                Pero lo más insultante es el final. No me importa spoileárselos porque de verdad no quiero que vean esta película: Wilde se reencuentra con Bosie, se abrazan, y… rolan los créditos. ¿Qué? ¿Ninguno en la película se documentó? ¿Ninguno sabía que después de que Wilde saliera de la cárcel, él y Bosie finalmente vivieron juntos, sólo para que después se destruyan mutuamente una vez más? ¿Nunca se enteraron de que Wilde de nuevo cayó en el alcohol y la prostitución, sólo que ahora en las calles de Francia? ¿No se dieron cuenta que Bosie fue el asesino indirecto de Wilde, ya que terminó por envenenar su alma y hacer que el genio decidiera no volver a escrbir más?

                Ahora que lo pienso,  no me gustan las películas biográficas. Patch Adams es insultante. Y no me hagan hablar de las pelis que les hicieron a Michael Jackson y a JK Rowling porque ahí sí me cago…



Y bueno, aquí acaba mi post, que creo se me pasó un poco la mano… No abarcé todas las películas LGBT que he visto, pero sí hablé de las que más me han impactado, ya sea para bien o para mal. Ya después haré la segunda parte de este post… Por ahora, creo que ya he dado una idea de lo que pienso de este cine: una historia, independiente de sus temas o géneros, puede ser buena o mala… Ahora, no sé ustedes, pero aún tengo ganas de seguir escuchando a Piazzolla...

martes, 9 de septiembre de 2014

Werther: ¿Cursi, romántico, o sentimental?

Si algo he aprendido en esta corta vida, además de que no existen los dueños de la verdad absoluta (ni Jesús, ni Nietzsche, ni Gustavo Cerati), es que el amor es una perra caprichosa… Offtopic, esto me recuerda a una frase de LOST; cuando Benjamin Linus, el otrora antagonista de la historia, se revela como un simple peón de las necesidades de la “isla”, o más bien, de su líder, Jacob… Entonces dice: “Destiny is a fickle bitch”




            Lo mismo se puede decir de los sentimientos. Justo acabo de leer Las cuitas del joven Werther, del escritor-del-cual-nunca-he-averiguado-bien-como-se-pronuncia-su-nombre, Goethe; probablemente hubiera sido mi libro favorito si lo hubiera leído cuando tenía quince años, cuando mi corazón ardía en el fuego del amor no correspondido.  Pero no. Recién lo leí, a los veintidós años, justo cuando he llegado a la conclusión de que, en efecto, el amor es una perra caprichosa, una zorra que maneja los hilos, que nos mueve o nos inmoviliza. Una de mis pinturas favoritas es El amor victorioso de Caravaggio


            ¿Por qué? Véanlo bien: el niño no es un Cupido genérico de los que se venían manejando en el medioevo, cuando todos ellos eran simplones niños de cabellos dorados, piel de porcelana y mejillas rosadas. No; éste es un niño travieso, sucio, no es el más guapo ni mucho menos. Es un niño que en cualquier momento te puedes encontrar en la calle, con la misma sonrisa libertina. Caravaggio sabía bien que el amor es un niño caprichoso, no uno bello ni pulcro; es la clase de niño que, en una lluvia torrencial, prefiere mojarse que esconderse en un techo seguro. El amor nos empuja a mojarnos, aunque no queramos :( (If you know what I mean… :) )

            He visto que mucha gente confunde los términos cursi, sentimental y romántico. Es normal, dado que mucha gente, que no debería tener permitido tener una lugar privilegiado en la televisión y la radio, usan aquellos términos como si fueran sinónimos. Cada término tiene su significado exclusivo, y quien los confunde y los usa arbitrariamente, es que no tiene idea de qué está hablando. Y cuando no sabes definir tus sentimientos con las palabras precisas, entonces puede que tengas un problema.

            De una vez digo que no soy para nada experto en el tema, y que, como dije en el principio, nadie es dueño de la verdad… y mucho menos lo será quien escribe en sus ratos “libres”. Pero a ver… Hablando del Werther, ésta es la novela romántica por excelencia: la pionera, quizás no la primera pero si la más conocida que hable sobre este aspecto trágico del amor: el amor no correspondido, el amor extramarital, la exaltación de los sentimientos amorosos hasta el punto de la exageración… Como dije, esta novela me hubiera encantado a los quince años; ¿por qué? Primero, porque su principal público es el joven enamorado (y me parece obvio que si es joven y está enamorado, es que también sufre), el idealista, el pacifista. Es también una novela que favorece a los desprotegidos: los pobres, los niños, los locos… ¿Es Werther un pobre niño loco? Es un pintor y un artista, ¿y qué características tienen los artistas en común? Lo primero que viene a la mente es aquella idea estereotipada del loco como artista, como persona que ve la realidad desde perspectivas que la gente “normal” no puede verla… Otra cosa: los artistas son como niños, ¿no es esa otra idea estereotipada? Y al último, algo que no es una idea estereotipada, porque es la pura verdad: el artista es pobre. ¿Quiere decir que Werther, al defender a los pobres, a los niños y a los locos, se está defendiendo a sí mismo?

            Quizás son ideas anacrónicas: lo que sí estoy seguro es que me parece que muchos “artistas” tomaron como molde a Werther para desempeñarse en sus disciplinas. Tal vez Goethe es culpable indirecto de aquel lugar común: del artista enamoradizo y pasional, que tiene como musa (o muso) a alguien inalcanzable, y en su dolor, escribe, pinta o compone obras de arte.

            El romanticismo es una corriente literaria, sí; no quiero escribir lo mismo que en mil portales de internet ya se resume, pero para acabar pronto, Werther  es la novela romántica por excelencia: los sentimientos son tan enardecidos que llegan a un nivel hiperbólico, y éstos, ya sean alegres o tristes, se mimetizan con la naturaleza: cuando Werther está feliz, es verano. Cuando está triste y decide suicidarse, es invierno.

Quizás la confusión viene a la hora de etiquetar las películas en géneros (cosa que yo encuentro inútil): “romance movies” o “comedias románticas”. Éstas son historias de amor en toda regla, pero cuando alguien dice “novela romántica”, no necesariamente es una historia de amor (aunque, ¿qué libro no incluye una historia de amor?). El adjetivo “romántico”, en toda regla, significa algo relacionado al romanticismo, o que incluye alguna de sus características… las cuales no enlistaré aquí, porque para eso está Wikipedia.

En cuanto a lo “sentimental”, generalmente se atribuye este adjetivo a las personas que tienden a ser sensibles. La RAE lo define así:

sentimental.
(De sentimiento).
1. adj. Que alberga o suscita sentimientos tiernos o amorosos.
2. adj. Propenso a tales sentimientos. U. t. c. s.
3. adj. Perteneciente o relativo al sentimiento. Educación sentimental.
4. adj. Exagerado en la expresión de sus sentimientos. U. t. c. s.
5. adj. eufem. Correspondiente a las relaciones amorosas sin vínculos regulados por la ley. Experiencias, relaciones sentimentales.

            Es curiosa la primera definición: porque ya desde ahí aparece la idea generalizada de la persona sentimental: no necesariamente es una persona que tiene el sentimiento a flor de piel, sino que, al menos, aquel sentimiento casi siempre es de carácter amoroso. Pero, ahora que lo pienso, ¿el amor no nos provoca todos los sentimientos? ¿No el amor también nos suscita, en algun momento, ira, celos, melancolía, euforia?

            Existe también la novela sentimental. No es una corriente, como en el caso del romanticismo: es un tipo de novela que se cultivó en el prerrenacimiento o renacimiento, sobre todo en España, y casi siempre son de carácter trágico. Un ejemplo sería Cárcel de amor (ya desde el nombre suena trágico, ¿no?)

            Lo que sí sé con certeza es que no existe una clasificación de “novela cursi” o así. Porque la cursilería es una palabra que alberga todos los valores negativos del sentimental y el romántico:
          
  cursi.
(Etim. disc.).
1. adj. Se dice de un artista o de un escritor, o de sus obras, cuando en vano pretenden mostrar refinamiento expresivo o sentimientos elevados.
2. adj. coloq. Dicho de una persona: Que presume de fina y elegante sin serlo. U. t. c. s.
3. adj. coloq. Dicho de una cosa: Que, con apariencia de elegancia o riqueza, es ridícula y de mal gusto.

            El cursi es el empalagoso, el zalamero, el afectado: quien es tan fingido y poco natural que es inverosímil y nos produce aversión. ¿Cómo evitar lo cursi?

            Una buena “comedia romántica” es As Good As It Gets. En México le pusieron Mejor… imposible. Jack Nicholson es un escritor de novelas rosas pero que curiosamente es el ser más misógino y maniático que existe; tiene un trastorno obsesivo-compulsivo y el psiquiatra le receta pastillas que él se niega a tomar. However, se enamora de la mesera (Helen Hunt) del restaurante que más frecuenta. En una serie de eventos desafortunados que no escribiré aquí por hueva falta de espacio, realizan un viaje en compañía de un hombre que podría ser la pareja perfecta de la mesera si no hubiera decidido ser gay; y en ese mismo viaje, el escritor confirma lo que no quería reconocer: que está enamorado.

            Tal como lo escribí suena como la historia más cursi posible, con un final predecible y escenas para decir “awww qué pendejo”.  Pero no. Es una gran película, ¿por qué? Porque sus personajes son humanos. Están mejor construidos que todos los personajes de Bajo la misma estrella; porque no, el escritor misógino no es sólo un hombre amargado con la vida, y la mesera, que también es mamá soltera, no es sólo una mujer independiente que se gana por sí sola el pan de cada día: son más que eso. Una de mis escenas favoritas es cuando el escritor está cantando Always look on the bright side of life mientras toca el piano: la canción tiene la letra más optimista (y también pesimista) que se puedan imaginar, y en voz de aquel hombre, parece casi una ironía. Pero luego vemos escenas donde se encariña con un perro que su vecino gay le pide que cuide. El perro le toma cariño al escritor e incluso llega a tener sus mismas manías. El escritor se encariña del perro de una manera que nunca lo vemos con otro ser humano.

            La escena “aaaw” de la película, y mi favorita, es cuando Jack y Helen (no recuerdo los nombres de los personajes, lo siento) deciden cenar en un restaurante. Jack se ve muy nervioso, pero decide soltarlo todo: que la razón por la cual frecuentaba el restaurante, era para verla a ella (a pesar de que ahí la trataba como una mesera cualquiera), y desde que la conoció, ha empezado a tomar las pastillas que él se negaba a tomar; las pastillas que el doctor le recetaba para su trastorno compulsivo. En otras palabras…


            Claro que es una escena sentimental, pero no es cursi; porque durante toda la historia vemos las tribulaciones de ambos, las dificultades monetarias y la soledad que Helen siente, la dificultad que tiene Jack para relacionarse con las personas… Helen ha estado esperando la llegada de su “principe azul”, pero no quiere hacerse a la idea de que ese “principe” es este viejo amargado. Es un “amor” imperfecto; no es un amor juvenil, ideal y tórrido como en las malas comedias románticas. Es un “amor” de dos personas ya en sus cincuentas, con miles de preocupaciones y responsabilidades encima. Pongo entre comillas la palabra “amor” porque, ¿realmente estamos hablando de amor o de enamoramiento? No quiero decir en qué acaba la película, aunque no es difícil suponerlo…  

            Regresando al Werther, cualquier lector casual que lo lea podría pensar que tiene todos los lugares comunes de las historias de amor… ¡Pero claro, es la historia madre de todas ellas! Si tomamos lo mejor del idealismo de Werther, podemos encontrarnos con pensamientos filosóficos y morales que nos pueden acompañar toda la vida. Si tomamos lo peor, si vemos su suicidio como una decisión cobarde más que valiente, entonces podemos acusar a Werther de los suicidios y los enamoramientos idealizados que inundan nuestra civilización occidental :/

Lucho: Pero, ¿cómo puedes insinuar que el suicidio de Werther es una decisión valiente? ¿Estás haciendo una apología del suicidio?

            Pongámonos en los pies de Werther. Es un hombre cuyo valor más preciado es su libertad. Un hombre libre, ¿no sería preciado para él decidir en qué momento terminar su vida? Podríamos pensar que lo hizo por los motivos equivocados: si ahora nos dicen que alguien se mató por la mujer que ama, entonces podríamos decir que es un imbécil (yo lo diría). Pero, si se lee Werther como una simple historia de amor, entonces la estamos leyendo por encima. La finalidad de Werther es permanecer invicto con sus propias ideas y recuperar la inocencia. Para Werther, enamorarse es una determinación, no un accidente. Decide suicidarse no sólo porque Carlota no la ama; también porque prefiere hacerlo antes de perder su pureza, antes de caer en el amor extramarital, antes de ser el “plato de segunda mesa”. ¿Y qué significa ser el “plato de segunda mesa”? Pues ser uno más en el mundo, un individuo ordinario. Y Werther es un espíritu libre, un hombre que prefiere mojarse en la lluvia antes de protegerse en un techo. Puesto así hasta yo preferiria suicidarme :p

            Hay otras cosas que se pueden decir de Werther: que la historia aparente es su amor a Carlota, pero la verdadera historia es su comunión con la naturaleza. Que para él, la muerte es sólo la recuperación de la totalidad, la verdadera vida eterna. Que Werther también se suicide es porque él, al igual que Madame Bovary y Anna Karenina, son personajes aburridos metafísicamente: personajes que, para ellos, el mundo no basta. El mundo no los merece :(


            Tengo sentimientos encontrados con Werther. Mi lado infantil e idealista leyó encantado el libro. Mi lado más frío y racional no está tan impresionado. Supongo que Werther  es un mejor libro si se lee cuando uno está enamorado (aunque yo siempre lo estoy :p), cuando uno es joven, flaco, ojeroso y sin ilusiones. En el sentido pragmático, me parece aborrecible su suicidio. En un sentido más idealista, su suicidio me parece como el único fin justo para su vida. El mundo podría dividirse en los que simpatizan con Werther y los que no, en los saben distinguir entre sentimentalismo y cursilería y los que no. Aún así,  el amor sigue siendo una perra caprichosa.



PD: ¿Les spoileé Werther? No me importa.