La
contradicción y sordidez humanas. Esa es la columna vertebral de este
recopilatorio de cuentos de Alejandro Montes, “El amor no es para cerdos como
tú”, que desde su título se induce la agresividad de la obra. En cada uno de
los breves cuentos, (ninguno excede las diez páginas) Montes retrata casi de manera fotográfica escenas cruentas
y enfermizas, casi copiando la realidad nacional. Cuentos de traumas
infantiles, de despidos injustificados, de relaciones destructivas.
Un cuento que ejemplifica a la mayoría es el
que le da título a la obra. Niños de la primaria que hablan con las peores
groserías, y descubren torpemente el sexo y el amor. Si analizamos a los
personajes de los demás cuentos, no dejan de tener más profundidad que de la de
niños de primaria; contradictorios y sin explicarse por qué hacen lo que hacen.
En el cuento “Everardo y Micaela”, nos
cuenta la historia de una pareja que viven al parecer la última noche de sus
vidas en un barato cuarto de hotel, teniendo sexo e inyectándose drogas. Nunca
se dicen te amo; sobre todo Micaela, que parece que sólo habla a base de
groserías. Ese es otro de los temas recurrentes en el libro; la relación entre
amor y sexo. También lo encontramos en el cuento de “La lavandería”, donde un
hombre cuarentón y solitario se masturba con la ropa de las mujeres que
encargan su ropa en el local; así como también en “Una noche inolvidable”,
donde militares violan a travestis, sin cuestionarse nada, ni sentir ninguna
culpa; todo lo contrario, lo hacen como si fuese ese su deber.
Quizás el cuento más impactante de entre los
reunidos aquí es “Igual que siempre”, donde una elegante pareja va a cenar al
restaurante más caro de la ciudad; la mujer, fina y aristócrata, en un
principio mira con desprecio al mesero. Después, le pide permiso a su marido
para ir al baño; ella entra al de hombres, con el mayor de los cuidados, y ahí
encuentra al mesero que anteriormente había despreciado; lo mete a un
compartimento y le pide que la viole, que “la trate como a una puta”.
La contradicción humana en su esplendor; el
mismo Alejandro Montes específica que sus cuentos tratan de ser “instantáneas
capitalinas”, y quizás, al menos en el lado negativo, lo logra. Al terminar de
leer el libro, uno se queda con la sensación de que la felicidad humana es
imposible. Así de rudos son los cuentos recopilados en “El amor no es para
cerdos como tú”.

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